ARTÍCULO ORIGINAL
Recibido: marzo 20, 2020.
Aceptado: julio 30, 2020.
Efecto del consumo de alimentos antiinflamatorios sobre la sintomatología del paciente geriátrico con osteoartritis de la Clínica de Medicina Física y Rehabilitación del ISSSTE en el periodo 2018-2019
Effect of the intake of anti-inflamatory nutriments on the symptomatology of the geriatric patient with osteoarthritis of the Clinic of Physical Medicine and Rehabilitation of the ISSSTE in the period 2018-2019
Escuela de Dietética y Nutrición del ISSSTE.
CDMX, México.
Escuela de Altos Estudios en Salud, Universidad La Salle,
Campus Santa Teresa.
CDMX, México.
Correspondencia:
Brenda Nathalie Solís Moreno.
Escuela de Dietética y Nutrición del ISSSTE,
Callejón Vía San Fernando Núm. 12, Col. San Pedro Apóstol, Alcaldía Tlalpan, C.P. 14070. CDMX, México.
Correo electrónico: brenda.nutriologa15@gmail.com
RESUMEN
Introducción: la osteoartritis (OA) es la enfermedad articular degenerativa más frecuente en el adulto mayor, caracterizada por inflamación y desgaste del cartílago articular. Existen diversos medicamentos para disminuir la sintomatología de la AO, sin embargo, exhiben efectos adversos, por lo que resulta primordial evaluar alternativas terapéuticas para su manejo. Una estrategia potencial podría ser la ingesta de alimentos antiinflamatorios, los cuales, debido a su alto contenido en fitoquímicos, podrían disminuir la sintomatología de la OA al inhibir la expresión de mediadores proinflamatorios. Objetivo: evaluar el efecto de una dieta con alimentos antiinflamatorios sobre la sintomatología de la OA en el adulto mayor. Metodología: estudio cuasi-experimental, N= 29 entre 60-70 años, con diagnóstico de OA, quienes se dividieron en dos grupos (grupo control n= 14 y grupo con alimentos antiinflamatorios n= 15). El dolor se evaluó por medio de la EVA durante cinco consultas. Resultados: se comparó el nivel de percepción de dolor por medio del EVA en ambos grupos, observando que durante las dos primeras consultas no hubo cambios en la percepción del dolor, mientras que en la tercera se logró una disminución del dolor estadísticamente significativa (7.71 ± 1.64 vs 5.75 ± 1.34) [p > 0.94 vs p > 0.01], la que fue más evidente en la cuarta y quinta consulta, respectivamente (7.71 ± 1.64 vs 4.54 ± 1.08) [p > 0.94 vs p > 0.000041], (7.71 ± 1.64 vs 2.8 ± 1.28) [p > 0.94 vs p > 0.00000037]. La percepción del dolor no se modificó con respecto al peso corporal a lo largo del estudio. Conclusiones: el plan de alimentación, compuesto por alimentos antiinflamatorios durante cinco meses, logró una disminución en el dolor en pacientes adultos mayores con diagnóstico de OA a lo largo del estudio siendo más significativo a partir del tercer mes de consulta, lo cual no estuvo en relación con cambios del peso corporal.
Palabras clave: osteoartritis, dolor, alimentos antiinflamatorios, adulto mayor.
ABSTRACT
Introduction: Osteoarthritis (OA) is the most frequent degenerative disease in the elderly, characterized by inflammation and articular cartilage wear. There are several drugs to reduce the symptoms of OA; however, they exhibit side effects, whereby is essential to evaluate therapeutic alternatives for its management. An alternative strategy could be the intake of anti-inflammatory foods, which, could reduce the symptoms of OA due to its high content of phytochemicals, could reduce the expression of proinflammatory mediators. Objective: To evaluate the effect of anti-inflammatory nutriments on the symptomatology of OA in the elderly. Methodology: Quasi-experimental study, N= 29 between 60-70 years old, with diagnosis of OA, divided into two groups (control group n= 14 and group with anti-inflammatory foods n= 15). The pain was evaluated by Visual Analogue Scale (VAS) during five nutritional consultations. Results: The level of pain perception was compared by VAS in both groups, observing that during the first two evaluations there was no change in perception pain, while in the third evaluation a statistically significant decrease in pain was obtained (7.71 ± 1.64 vs 5.75 ± 1.34) [p > 0.94 vs p > 0.01], which was more evident in the fourth and fifth visit, respectively (7.71 ± 1.64 vs 4.54 ± 1.08) [p > 0.94 vs p > 0.000041], (7.71 ± 1.64 vs 2.8 ± 1.28) [p > 0.94 vs p > 0.00000037]. The perception of pain was not modified with respect to the body weight during the study. Conclusions: The eating plan compound of anti-inflammatory foods for five months, achieved a pain decrease in elderly patients diagnosed with OA throughout the study, with a more significant decrease after the third month of consultation, which was not related with changes in body weight.
Keywords: osteoarthritis, pain, anti-inflammatory foods, elderly.
Contenido
INTRODUCCIÓN
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el envejecimiento es un proceso gradual y adaptativo que inicia a partir de los 60 años, se caracteriza por la disminución en la respuesta homeostática como resultado de modificaciones morfológicas, fisiológicas, bioquímicas y psicológicas; dentro de la clasificación de envejecimiento existe una variante llamada envejecimiento patológico, que es resultado de la aparición de diversas patologías, malos hábitos y discapacidades funcionales, las cuales limitan la realización de las actividades de la vida cotidiana.1-3
Con lo que respecta a México, la OMS estima que la población de adultos mayores tendrá un incremento del 21.5 % para el 2050,4 convirtiéndose en uno de los retos más importantes para el sistema nacional de salud, ya que a medida que la población envejece, incrementa la demanda hospitalaria, el número de prestaciones por invalidez o jubilación, la vulnerabilidad de padecer polipatologías y discapacidades. Cabe destacar que, entre las enfermedades asociadas al envejecimiento, la osteoartritis (OA) es una de las patologías que producen mayor discapacidad en el adulto mayor.4-6
La OA, es una enfermedad crónica degenerativa multifactorial, caracterizada por un proceso patológico articular inducido por la liberación de citoquinas proinflamatorias (TNF-a, IL-6 e IL-8), que produce la degeneración y desgaste del cartílago articular, así como dolor, rigidez articular, incapacidad funcional, deformidad, atrofia muscular y crujido articular. Aunque, a nivel nacional la OA tiene una alta prevalencia e incidencia entre adultos mayores de 60 años según la Encuesta Nacional de Salud (ENSA); datos de la Clínica de Medicina Física y Rehabilitación (CMFyR) del ISSSTE muestran que la prevalencia de OA en adultos mayores ha aumentado del 11.4 al 16.2 % en el último año, siendo la segunda causa de atención de los derechohabientes y una de las principales enfermedades a tratar en el departamento de dietética y nutrición.7-9 Dentro de los principales factores de riesgo para el desarrollo de OA se encuentran el envejecimiento, el género (más frecuente en mujeres), la aparición de la menopausia, el sedentarismo, la obesidad, la disminución de la fuerza muscular, lesiones articulares previas, factores genéticos y el desarrollo simultáneo de artritis reumatoide.10,11
La OA se clasifica por agente etiológico en primaria, cuando el agente desencadenante es desconocido o secundaria cuando su aparición se asocia a otras patologías; de acuerdo al grado de funcionalidad, la OA se clasifica en dolor con limitación en una articulación, dolor limitante de la funcionalidad, dolor incapacitante y limitación para autocuidado y, finalmente, con base en su distribución, la OA afecta manos, pies, rodillas, cadera, columna vertebral, o generalizada, la cual afecta tres o más articulaciones.12 El diagnóstico de la OA se lleva a cabo a través de diversas herramientas, las que incluyen: exploración física detallada, la realización de una historia clínica basada en el cuadro WOMAC (Western Ontario and McMaster Universities), valoración de dolor por medio de la escala visual análoga (EVA) (figura 1), aparición de síntomas clínicos como rigidez matutina con una duración entre 30 min a una hora, limitación funcional y edad mayor a 50 años.13 De manera complementaria se utilizan parámetros de laboratorio e imagenológicos que permiten tener una evaluación objetiva y un diagnóstico clínico más preciso, entre los parámetros bioquímicos se encuentran: proteína C reactiva ultrasensible, biometría hemática con velocidad de sedimentación globular, la cual generalmente se encuentra elevada en OA, y el examen general de orina donde se pueden determinar marcadores biológicos específicos de cartílago (colágeno tipo 2 y proteoglicanos), así como estudios de gabinete como resonancia magnética nuclear, artroscopia y radiología simple del área afectada.11,12
Con respecto al tratamiento de la OA, se basa principalmente en la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), opiáceos, inyecciones intraarticulares y compresas, los cuales inhiben la liberación y producción de citoquinas proinflamatorias; sin embargo, su uso indiscriminado y por largos periodos de tiempo exhiben reacciones adversas, tales como sangrado de tubo digestivo, enfermedad ulcerosa, insuficiencia renal secundaria, quemaduras, sangrado, infecciones, náuseas, mareos y dolor.13 Además, se ha observado que debido al gran número de reacciones adversas y al alto costo que representa para el paciente, las tasas de
Figura 1. Escala visual análoga (EVA). Harrison. Principios de medicina interna. 18a ed. pp. 2834-5.
apego al tratamiento son menores al 43 %.14 Por todo esto, es imprescindible el desarrollo de estrategias terapéuticas que le brinden al paciente un efecto clínico similar al de los AINEs, sin la aparición de los efectos adversos, por lo que recientemente se ha sugerido el consumo de alimentos antiinflamatorios como una estrategia potencial.15 A este respecto, Grygielska J. et al,16 realizaron un estudio clínico en pacientes con OA donde se comparó el efecto de la administración de dos tipos de dieta, una incluía nutrimentos con actividad proinflamatoria y la otra nutrimentos con propiedades antiinflamatorias; este trabajo demostró que la ingesta de los primeros aumentaron la sintomatología de la OA, mientras que la ingesta de los alimentos antiinflamatorios produjeron, además de la pérdida de peso corporal, una disminución de la sintomatología articular, lo que sugiere que el consumo de alimentos antiinflamatorios podrían disminuir la respuesta inflamatoria en pacientes con OA.
Por otra parte, diversos estudios han demostrado que ciertos alimentos como el ajo, cúrcuma, cerezas agrias y verduras allium, mejoraban la sintomatología de los pacientes con OA, efecto mediado probablemente por su alto contenido de fitoquímicos con propiedades antiinflamatorias (carotenoides, compuestos fenólicos, compuestos nitrogenados y organosulfurados), los que son capaces de reprimir la expresión de genes y citocinas involucrados en el proceso inflamatorio17 a través de diversos mecanismos, tales como disminuir las concentraciones séricas de TNF-a, inhibir la sobreactivación del factor nuclear-kb (NF- kb), y disminuir tanto la actividad de la ciclooxigenasa-2 (COX-2) como la concentración de citoquinas proinflamatorias como IL-6 e IL-8, que participan en el proceso inflamatorio asociado a la OA (tabla 1).18
Dada la trascendencia de la OA como una de las principales enfermedades incapacitantes en el adulto mayor, es importante evaluar el efecto de un plan nutricio con alimentos antinflamatorios sobre la sintomatología de la OA en pacientes geriátricos de 60 a 70 años edad, esto con el objetivo de integrar nutrimentos con efectos fisiológicos antiinflamatorios, de fácil preparación, económicos, cultivables en el propio hogar y desprovistos de los efectos adversos observados en los AINEs, con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes con dolor e inflamación crónica.
Tabla 1. Alimentos y componentes. | ||||
Nombre del alimento | Fuente de nutrimentos | Tipo de fitoquímicos | Forma de ingesta | Mecanismos antiinflamatorios |
Fruta | ||||
Uva roja | Fructosa, vit. B6, B1, B12, magnesio. | Polifenoles (resveratrol) Flavoniodes: quercetina. | Fresca con cáscara, en vino, jugo de uva o deshidratada. | (-) COX-2 y PGE-2, NFkb (-) Oxidación basal de ADN, TNFa, IL-1b. |
Guayaba | Fibra, vit. C, A, B3, zinc. | Terpenos (b cariofileno), polifenoles (taninos, ácido fenólico), caroteniodes, licopeno, luteínas. | Aceite de guayaba (300 mg/kg), fruta fresca. | (-) TNFa, IL6 (-) NFkb |
Durazno | Fibra, potasio, zinc, vit. C. | Flavoniodes: quercetina, catequina, kaempferol. | Fruta fresca o en pulpa 2,000 kg. | (-) NFkb y producción de histamina por mastocidos |
Manzana roja | Fibra, hierro, zinc, vit. B9. | Ácido hidroxicinamico, dihirochalcones, catequinas, procianidinas, oligoméricas. | Fruta fresca con cáscara o pulpa, 1-2 piezas al día. | (-) De supresores del proceso antiinflamatorio (JAK2) |
Granada | Vit. A, B1, B3, potasio. | Ácido elágico, antocianidinas. | Jugo de granada | (-) TNFa (-) NFkb |
Naranja, toronja | Vit. C, A, B9, B1, fibra, calcio. | Naringenina, hasperidina. | Jugo de naranja con pulpa 250-270 ml. | (-) Liposacaridos de la inflamación (-) TNFa |
Mango | Fibra, carbohidratos, vit. B2, B3, magnesio. | Mangiferina, bromelaina, fitoesteriodes. | Pulpa fresca. | (-) Formación de IL-1b TNFa, NFkb, COX-2, modula actividad de linfocitos T. |
Piña | Fibra, zinc, potasio, vit. A, C, B1. | Bromelina | Fruto poco maduro 400 g/día. | (-) TNFa, COX-2, NFkb. |
Fresa | Vit. A, C, calcio, magnesio. | Antocianinas | Fruta fresca. | (-) COX-2, oxidación basal de ADN. |
Verduras | ||||
Brócoli | Vit. C, A, B9, calcio. | Glucosinato, isocinato. | Puré 200 g, hervida. | (-) COX-2, NFkb. |
Vegetales crucíferos (col, pimiento verde, repollo). | Vit. C, A, B9, calcio. | Luteonina | Hervidas, crudas 200 g. | (-) NFkb, IL-6, TNFa. |
Verdolaga, verdura de hoja verde | Omega 3, vit. C. | Saponinas | Cocidas | (-) TNFa, IL-6, IL-8. |
Verduras allium (cebolla, ajo) | Vit. C, yodo, magnesio, potasio. | Flavoniodes: quercetina, antocianinas. | Cruda | (-) COX-2, TNF, NFkb.(-) Expresión, IL-6, IL-8. |
Tubérculos | ||||
Papa | Hidratos de carbono, fibra potasio, vit. C. | Ácido fenólico, glicocorticiodes, a-chaconina. | Cáscara de papa, hervida. | (-) Citoquinas proinflamatorias (-) Óxido nítrico |
Jengibre | Fibra, hierro, fósforo, calcio, vit. C, A, B6. | Gingeroles, mono-terpeniodes. | Fresco, seco, aceite, molido. | (-) COX-1, COX-2 (-) Prostaglandinas |
Aceites | ||||
Linaza Canalo | Proteínas, fibra soluble e insolubre. | Ácido a-linolénico | Aceite, semilla | (-) Histamina (-) COX (ciclooxigenasa) |
Chía, rosa mosqueta | Proteínas, fibra soluble e insoluble. | Ácido fenólico, a-linolénico, flavonoles. | Semilla, aceite 25 g. | (-) Expresión de citoquinas, proinflamatorias. |
Aceite de oliva | Ácido oleico | Polifenoles, esteroles, caroteniodes, beta caroteno. | Aceite 50 ml, extra virgen. | (-) COX (-) NFkb y TNFa |
Nuez | Ácido oleico, linolénico, fibra, magnesio, L-arginina. | Terpenos | Fruta seca 15 g. | (-) TNFa, IL-6, IL-8. |
Pescados azules | ||||
Atún, sardina, trucha | Proteína, ácido, ácido glutámico, magnesio, sodio, potasio, Vit. A, B6, B9, B12. | APA, DHA, ácido linoleico, caroteniodes: fucoxantina, astaxantina. | 250 g/día, cocida, al vapor. | (-) Citoquinas proinflamatorias (-) COX y NFkb |
Especias | ||||
Romero | Hidratos de carbono, fibra, potasio, zinc, magnesio, calcio | Fenoles, terpenos, ácido ursólico, flavoniodes: luteolina, apigenina. | Infusión de romero 30 ml. | (-) COX y NFkb |
Té verde | Niacina | Flavoniodes, flavanoles: ácido fenólico. | Extracto 6-10 tazas. | (-)IL-6, IL-8b, TNFa. |
Caballero-Gutierrez L. Alimentos con efecto antiinflamatorio. Acta Médica Peruana. 2016; 33(1): 50-64. |
METODOLOGÍA
Se llevó a cabo un estudio cuasi-experimental donde se comparó el efecto de la administración de dos tipos de dieta (dieta habitual excluyendo alimentos antiinflamatorios y dieta con alimentos antiinflamatorios) en pacientes con OA que acuden a la CMFyR del ISSSTE.
Se incluyeron de la muestra original n= 29 adultos mayores de 60-70 años derechohabientes del Instituto de Seguridad y Servicio Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) que acudían a la CMFyR, quienes aceptaron participar de manera voluntaria. El estudio incluyó pacientes referidos por el departamento de nutrición de la clínica de medicina familiar, que cumplieron con los siguientes criterios de inclusión: ambos sexos, diagnóstico de osteoatritis, EVA mayor a 4, puntaje > 24 en el cuestionario WOMAC, peso entre 60-85 kg y edad entre 65-75 años. Durante la primera consulta se les entregó a todos los pacientes que cumplieran con los criterios de inclusión antes mencionados, el consentimiento informado sobre la intervención nutricia y un número de folio con el cual, posteriormente se procedió a dividirlos en dos grupos, los números de folio pares conformaron el grupo control, que incluyó a 14 pacientes (n= 14), y los números de folio impares formaron el grupo al que se le introdujo un plan dietético con alimentos antiinflamatorios, que quedó integrado por 15 pacientes (n= 15).
Dolor
El dolor se evaluó por medio de la EVA durante las cinco consultas. Esta escala permite autoevaluar el grado de intensidad del dolor mediante caritas, colores y números: el color azul y la cara correspondiente indican un dolor nulo o leve, hasta llegar al color rojo o el número 10, que indica un dolor intenso.
Funcionalidad
Se determinó el grado de funcionalidad por medio de la adaptación breve del cuestionario WOMAC, este cuestionario incluye 24 items divididos en tres apartados: dolor, rigidez y capacidad funcional; cada item tiene un valor del 0 al 4 (0 = ninguno, 1 = poco, 2 = regular, 3 = mucho y 4 = muchísimo) con una suma total de 96 puntos interpretados de esta manera:
- 0 a 11 sin discapacidad.
- 12 a 24 discapacidad ligera.
- 25 a 48 discapacidad moderada.
- 49 a 96 discapacidad severa.
Se seleccionó a los pacientes que tuvieron entre 24 y 96 puntos.
Otras variables de importancia en la evaluación nutricional
Se efectuó la intervención nutricional mensualmente, esta incluía la aplicación de recordatorio de 24 horas como herramienta para identificar el consumo de los alimentos antiinflamatorios en la dieta actual, medidas antropométricas (peso y talla) y exámenes bioquímicos, todas ellas con la finalidad de evaluar el efecto de los alimentos antiinflamatorios sobre la sintomatología de la OA, con base a un plan de alimentación individualizado. Para realizar el plan nutricio por medio del requerimiento energético, se usó la fórmula de Harris-Benedict para pacientes con normopeso [varones: GEB: 66.47 + (13.75 x peso) + (5.0 x talla cm) – 6.75 por edad, mujeres: GEB: 655.09 + (9.56 x peso) + (1.84 x talla cm) – 4.67 x edad] y Mifflin-St. Jeor para paciente con sobrepeso y obesidad [varones: GEB= (9.99 x peso) + (6.25 x talla cm) – (edad x 5) + 5, mujeres: GEB= (9.99 x peso) + (6.25 x talla cm) – (5 x edad) – 161].
Se determinó la cantidad de proteínas en la dieta de 0.8-1.1 g/kg/día, lípidos > 30 % del valor calórico total, calcio 800-1200 mg/día, vitamina D 600 UI al día, omega-3 3 gr/día. La recomendación de los equivalentes fue la siguiente:
- 5-10 equivalentes de cereales y/o leguminosas.
- 4-5 equivalentes de frutas y verduras
- 1-2 equivalentes de leche.
- 3-5 equivalentes de productos de origen animal.
- 2-3 equivalentes de aceites y grasas.
- 3-4 equivalentes de azúcar.
Análisis de datos
Para el análisis estadístico de la comparación entre ambos grupos (Px. con OA y Px. con OA + dieta antiinflamatoria) se utilizó la prueba de chi cuadrada y t-student; para el análisis de la relación entre los resultados del cuestionario WOMAC y la EVA en ambos grupos se utilizó un análisis multivariado o prueba ANOVA de dos vías.
Se estimó la razón de momios y se consideró estadísticamente significativa si la p < 0.05. El análisis de los datos se realizó mediante el sistema SPSS versión 12 para Windows.
RESULTADOS
De la muestra total de pacientes adultos mayores con diagnóstico de OA (n= 29), a 15 se les indicó la dieta con alimentos antiinflamatorios y a 14 solo se les pidió la participación en el estudio sin la inclusión de alimentos antiinflamatorios en el plan de alimentación, un paciente quedó excluido del grupo control por falta de seguimiento en las consultas nutricionales. En la figura 2 se observa la comparación de la percepción del color en la escala EVA entre el grupo control y el grupo tratado, en la cual se puede advertir que durante la primera y segunda consulta no hubo significancia estadística en la percepción del dolor (primera cita: 7.71 ± 1.64 vs 7.06 ± 1.49, p > 0.94), (segunda cita: 7.71 ± 1.64 vs 7.67 ± 1.15, 7.06 ± 1.49 vs 6.47 ± 1.58, p > 0.83); posteriormente, durante la tercera consulta observamos que la inclusión de alimentos antiinflamatorios logró una disminución del dolor, la que no alcanzó significancia estadística (7.71 ± 1.64 vs 7.61 ± 1.35, 7.06 ± 1.49 vs 5.7 ± 1.34, p > 0.01); sin embargo, en la cuarta y quinta consulta se observó una disminución importante en la percepción del dolor, la cual alcanzó significancia estadística (7.71 ± 1.64 vs 8.94 ± 0.66, 7.06 ± 1.49 vs 4.54 ± 1.08, p > 0.000041), siendo aún más evidente en la quinta consulta (7.71 ± 1.64 vs 8.7 ± 1.06, 7.06 ± 1.49 vs 2.8 ± 1.28, p > 0.00000037).
Figura 2. Comparación de la escala de dolor (EVA) entre grupo control (dieta habitual) y grupo tratado (alimentos antiinflamatorios) durante las cinco citas.
En la figura 3 se pueden notar que la percepción del dolor no se modificó con respeto al peso corporal, ya que en ninguno de los grupos se observaron cambios estadísticamente significativos en este a lo largo del estudio (primera consulta: 74.95 ± 11.44 kg vs 80.5 ± 18.61 kg, p > 0.67), segunda consulta: (74.95 ± 11.44 vs 74.85 ± 11.88 kg, 80.5 ± 18.61 vs 80.5 ± 18.89 kg, p > 0.72), tercera consulta: (74.95 ± 11.44 vs 74.03 ± 13.34 kg, 80.5 ± 18.61 vs 74.47 ± 14.06 kg, p > 0.95), cuarta consulta: (74.95 ± 11.44 vs 72.14 ± 12.86 kg, 80.5 ± 18.61 vs 74.84 ± 14.43 kg, p > 0.82), quinta consulta: (74.95 ± 11.44 vs 79.66 ± 19.09 kg, 80.5 ± 18.61 vs 73.11 ± 15.58 kg, p > 0.98).
Figura 3. Comparación del peso corporal entre grupos control y tratado durante las cinco citas.
Con relación al consumo de los alimentos antiinflamatorios, este se evaluó por medio del recordatorio de 24 horas, observando que los alimentos que tuvieron un mayor consumo dentro de la dieta actual en ambos grupos fueron el jitomate, seguido por la mandarina y la cebolla. (Figura 4)
Figura 4. Frecuencia de consumo de alimentos antiinflamatorios en ambos grupos durante las cinco citas por medio del recordatorio de 24 horas.
DISCUSIÓN
Actualmente, el adulto mayor representa un reto para el área de salud pública, ya que es la población que requiere mayor atención médica, nutricia y psicológica, debido a su alto nivel de fragilidad como resultado de la polipatología y polifarmacia, lo que genera una mayor dependencia.
Dentro de esta población, una de las principales enfermedades incapacitantes es la OA,10 que se caracteriza por la presencia de dolor e inflamación osteoarticular acompañada de desgaste articular, en la mayoría de los casos el principal tratamiento es el uso de AINEs, opiáceos, compresas e inyecciones intraarticulares; no obstante, a pesar de la utilización de estos fármacos estos no logran disminuir la sintomatología de manera significativa, por el contrario, el uso prolongado de estos medicamentos producen diversos efectos colaterales, además de representar para el paciente un costo promedio de $ 44,778.14 al año.15,19 Es por ello que el presente trabajo tuvo como objetivo demostrar el efecto de los alimentos antiinflamatorios sobre la sintomatología del dolor en la OA en pacientes adultos mayores como tratamiento complementario al uso de fármacos.
De acuerdo a los resultados obtenidos en nuestro estudio, el consumo de alimentos antiinflamatorios por un lapso de tres a cinco meses aproximadamente, logró una disminución significativa de la presencia de dolor del 50 % o 4 puntos en la EVA dentro de la muestra estudiada, siendo más evidente a partir del tercer y cuarto mes de seguimiento, y por el contrario, en los pacientes del grupo control no se observaron cambios significativos en la percepción del dolor (figura 3). La disminución en la percepción del dolor en los pacientes a los que se les incluyeron alimentos antiinflamatorios, podría estar en concordancia con el alto contenido de fitoquímicos dentro de estos alimentos (carotenoides, compuestos fenólicos, compuestos nitrogenados y organosulfurados), que son capaces de reducir la concentración sérica de TNF-a, inhibir la sobreactivación del factor nuclear-kb, disminuir la actividad de la ciclooxigenasa-2 (COX-2) y reducir la concentración de citoquinas proinflamatorias, tales como la IL-6 e IL-8,17 los cuales participan en el proceso inflamatorio presente en la OA, por lo que el consumo de alimentos antiinflamatorios podría modular de manera negativa la producción de mediadores químicos que desencadenan el daño articular crónico evitando de esta manera la generación del daño sobre las fibras de colágena, además de inhibir la apoptosis de condrocitos, y la degradación del cartílago articular.
Aunque nuestro estudio no evaluó la concentración de citocinas proinflamatorias, la disminución en la percepción de dolor observada en este trabajo es similar a lo reportado por Grygielska J. et al,16 donde se demostró que el consumo de alimentos con propiedades antiinflamatorias logró disminuir la sintomatología general de las personas con OA; sin embargo, en comparación con nuestro estudio, la disminución del dolor reportada por Grygielska J. et al, estuvo asociada con una disminución significativa del peso corporal, la cual no se observó en el presente trabajo, la ausencia de cambios en el peso corporal observado en nuestro estudio podría estar en relación con el grado de apego al plan nutricional y a la realización de ejercicio físico, como se observa en la figura 4.
Con lo que respecta a la percepción del dolor, la aplicación del cuestionario WOMAC y el uso de la EVA son las principales estrategias para la evaluación y valoración del dolor,13 debido a que este es un indicador subjetivo. Estas estrategias fueron de gran utilidad en nuestro estudio, ya que representaron herramientas de fácil uso y aplicación, gracias a que son de fácil comprensión y visualmente aceptables, además de que permitieron tener un panorama más específico sobre la percepción del dolor en los pacientes. Aún así, una desventaja potencial de este tipo de escalas es el hecho de que los resultados obtenidos sobre el dolor en los pacientes involucrados en este estudio son subjetivas debido a la percepción individual de cada uno de los sujetos. Es por ello que, además del uso del método para la evaluación subjetiva del dolor, es indispensable la utilización de herramientas que determinen de manera específica el efecto de dietas con alimentos antiinflamatorios sobre diversos tipos de enfermedades articulares que cursen con dolor e inflamación, por lo que se recomienda el uso de estudios de laboratorio como la proteína C reactiva ultrasensible o la cuantificación de citocinas séricas, las que permitirían identificar con cierta especificidad la intensidad del proceso inflamatorio; no obstante, estas no se pudieron utilizar dentro del estudio debido a su alto costo, el tiempo de entrega de los resultados, que los pacientes dependían de una orden médica para poder realizar los estudios y a que es un dato de laboratorio que no se usa dentro de la CMFyR.
Por otra parte, nuestro estudio permitió evaluar el consumo diferencial de diversos alimentos antiinflamatorios a través del recordatorio de 24 horas, observando que la mayoría de los adultos mayores tuvieron una ingesta más alta de jitomate, mandarina y cebolla. Un aspecto importante de este hallazgo es que en dos estudios realizados por Ali Mobasheri et al,20 y McAlindon et al, demostraron que entre los principales alimentos con propiedades antiinflamatorias se encuentra la cebolla, la cual favorece la disminución de la sintomatología de la OA. No obstante, la frecuencia del consumo de estos alimentos podría exhibir un sesgo importante ya que el recordatorio de 24 horas es una herramienta que puede variar de acuerdo a la memoria del paciente, a la variabilidad de la dieta de un día al otro y a que esta herramienta evalúa la dieta actual y no la habitual; en estos casos se recomienda el uso del diario de alimentos, que es una herramienta que permite tener mayor control sobre la frecuencia de consumo y las porciones consumidas de los alimentos, la desventaja del uso de esta herramienta es el tiempo invertido y puede llegar a resultar complejo para algunas personas.21
Después de esta intervención, el consumo de alimentos antiinflamatorios demuestra ser una alternativa al tratamiento farmacológico, el cual logró disminuir significativamente el dolor osteoarticular en los adultos mayores, previniendo así la aparición de efectos colaterales que puedan provocar mayor fragilidad y dependencia, mejorando de esta manera la calidad de estilo de vida; además de ser una opción más accesible y económica para los pacientes de bajos recursos.
CONCLUSIONES
El plan de alimentación, compuesto por alimentos con propiedades antiinflamatorias durante cinco meses en pacientes adultos mayores con diagnóstico de OA dentro de la Clínica de Medicina Física y Rehabilitación del ISSSTE, logró una disminución del dolor a partir de la segunda consulta de intervención, la cual se evaluó por medio de la EVA; sin embargo, la significancia estadística se alcanzó hasta la 3a-4a consulta, siendo más evidente durante la quinta comparado con el grupo control, por el contrario, la pérdida o ganancia de peso corporal en ambos grupos no fue un factor determinante para la disminución del dolor osteoarticular durante el tiempo de estudio, pues no se observó significancia estadística a lo largo del estudio.
De acuerdo con estos resultados, es posible lograr una disminución en la presencia del dolor osteoarticular en los pacientes adultos mayores durante un plazo de tres a cinco meses al introducir a su dieta habitual alimentos con propiedades antiinflamatorias. Por otra parte, por medio del recordatorio de 24 horas se logró identificar que el alimento con mayor consumo dentro de los pacientes con OA, en ambos grupos, fue el jitomate, seguido por la mandarina y en tercer lugar la cebolla, debido probablemente a que estos alimentos son de mayor accesibilidad económica y más fácil preparación.
CONTRIBUCIÓN DE LOS AUTORES
BNSM: diseño, implementación, análisis, operación de la investigación y escritura del artículo.
PBG: asesor de investigación, revisor crítico del artículo.
REFERENCIAS
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